lunes, 4 de mayo de 2020

El sector bibliotecario y los servicios remotos en tiempos de COVID-19, algunas propuestas. 4 mayo 2020. Argentina, Ministerio de Educación, Redes Federales



Durante las últimas semanas, todas nuestras actividades y las instituciones en las que las desarrollábamos se han visto drásticamente modificadas por la presencia del COVID-19. Por supuesto, como fuerza viva de la sociedad, las bibliotecas no podían quedar fuera de estas necesarias transformaciones que nos obligan a repensar y crear parámetros nuevos para nuestras prácticas. Algunas de ellas serán transitorias y de emergencias, otras posiblemente duren más tiempo. En este contexto de cuarentena y distanciamiento social, las bibliotecas han debido potenciar sus servicios remotos para poder seguir brindando información, capacitación y acceso a la cultura. Entendemos que estas tareas son indispensables en estos tiempos en los que el acceso a las fuentes fiables constituye un bien preciado al que debemos atender sin pasar por alto las medidas sanitarias que todos debemos respetar.
La IFLA (Federación Internacional de Asociaciones Bibliotecarias y Bibliotecas por sus siglas en inglés) ha producido una declaración que contiene los lineamientos para el sector bibliotecario global. Nuestros colegas de la Biblioteca del Congreso de la Nación, desde su Subdirección de Traducciones, nos ofrecen en el siguiente enlace las dos traducciones a la declaración del 23 de marzo de 2020 acerca de COVID-19 y el sector bibliotecario global.
Asimismo, queremos compartir otras fuentes valiosas que ofrecen recursos para estos momentos de incertidumbre. Por un lado, la recopilación normativa actualizada referida a la emergencia sanitaria en curso que se actualiza periódicamente desde la biblioteca digital del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. También, el blog infotecarios en el que comparten información profesionales de la información latinoamericanos ofrece una guía para identificar noticias falsas y luchar contra su difusión en la siguiente entrada y el foro virtual #Bibliotecasencasa que ofrece aquí sus conclusiones acerca de cómo pueden extender las bibliotecas sus servicios en esta cuarentena. El blog de la Biblioteca Nacional de España tiene una serie de medidas de higiene de libros en el marco del COVID-19, mismo tema que puede rastrearse en un artículo de la revista American Libraries que se retoma en el blog soybibliotecario.blogspot.com.
Si bien los acontecimientos están en constante desarrollo, permanecer conectados y unidos desde la virtualidad es una forma de poder organizar nuestros esfuerzos para poder organizar la respuesta del sector bibliotecario a esta crisis.
Basados en estos documentos y otros que hemos rastreado, ofrecemos una serie de servicios que las bibliotecas pueden generar en el contexto presente. 
En primer lugar, debemos tener en cuenta que la mayoría del personal bibliotecario está apartado de su propio lugar de trabajo. Esto implica que la mayor parte de nuestros servicios deberán ser remotos. El desafío es, entonces, generar contenidos bibliotecológicos que se realizarán, casi siempre, por fuera de la institución física de la biblioteca.

  • Diagnosticar a quiénes podemos asistir
Actualmente, hay al menos 300 millones de estudiantes que se encuentran en sus casas. Sus demandas educativas son difíciles de satisfacer y los procesos de educación en línea se están generando con enorme disparidad. A esto hay que sumarle, también, los distintos grados de accesibilidad a la tecnología tanto para el bibliotecario como para los usuarios e, incluso contando con la conectividad, puede que el usuario no disponga de un lugar en el que pueda concentrarse. Todas estas limitaciones dificultan nuestra tarea que sigue siendo satisfacer las necesidades de información de los usuarios. Así, se vuelve nuevamente relevante identificar la población a la que podemos dar respuesta y buscar estrategias para llegar a ella. Nuestro diagnóstico puede tener como destinatario a la población en general, a los padres y madres con hijos en edad escolar, a los docentes y estudiantes de los distintos niveles educativos, etcétera. El criterio curatorial que adoptemos para nuestra oferta debe estar orientado a satisfacer las necesidades de esta población. Además de la vinculación directa con estos usuarios, también debemos intentar ponernos a disposición de los docentes, quienes en buena medida tienen que rearmar sus prácticas y necesitan de la ayuda de los profesionales de la información.
Debemos tener en cuenta, también, qué servicios tradicionales de la biblioteca como el préstamo presencial deben ser discontinuados. En muchas instituciones se está optando por retrasar la devolución de los préstamos vigentes, obviamente sin sanciones para los usuarios que en otras circunstancias serían morosos. En el caso de una devolución presencial, debemos tener en cuenta que el virus, según las estimaciones actuales, vive 24 horas en el papel.

  • Servicios de referencias con horarios
Dentro de las opciones que podemos ofrecer, se encuentra todavía el servicio de referencia. Es bueno poner horarios fijos para la localización, recuperación y evaluación de fuentes informativas a los que los usuarios puedan acceder. La Organización Mundial de la Salud y los noticieros dejan constancia del pánico que la desinformación o la información pobremente seleccionada puede causar en la población. Nuestra tarea se vuelve allí relevante. Infografías con datos seleccionados pueden ser también vías de comunicación con la comunidad.

  • Trazar puentes con otras instituciones
El bibliotecario apartado de su biblioteca debe convertirse en un agente que pueda formar puentes con otras instituciones. Quizás no disponemos de un repositorio virtual y nuestras colecciones no están disponibles en línea. Sin embargo, hay instituciones confiables y bibliotecas que sí cuentan con esos recursos y los ponen a nuestra disposición. El bibliotecario puede ser el nexo entre los usuarios de su comunidad y esa información que se encuentra en distintos portales. La Biblioteca Nacional de Maestros, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, la Biblioteca del Congreso de la Nación, la CONABIP, el programa #Seguimos Educando y otras instituciones cuentan con colecciones y servicios disponibles. No solo las colecciones digitales de las bibliotecas permiten el acceso a la cultura. Diversos teatros nacionales (en Argentina, el Cervantes), provinciales, municipales (por caso, el Teatro San Martín) e independientes (como Timbre4 y Teatro El Extranjero) han puesto a disposición de su público obras grabadas. En cine existen plataformas como Cinear que ofrecen gratuitamente películas, incluso estrenos. También pueden revisarse algunas productoras y distribuidoras que están habilitando el acceso a sus piezas en forma gratuita mientras dure la emergencia. Es, también, un momento idóneo para conocer las colecciones digitales de museos de todo el mundo, nuestro Museo Nacional de Bellas Artes entre ellos. El bibliotecario puede, así, asesorar en estos momentos sobre diversas bases de datos gratuitas y ser un nexo con estas instituciones que brindan servicios útiles a la comunidad.

  • Servicios con y sin conectividad
En la actual coyuntura, la posibilidad de contar con conexión a internet y un espacio en la vivienda donde se pueda realizar una consulta bibliográfica marca la brecha digital que puede definir la oferta para un usuario. La producción de una oferta digital se define por la infraestructura tecnológica de cada realidad. El reto tecnológico actual pone en evidencia brechas digitales, de accesibilidad a la web y destrezas informáticas desiguales. Son tiempos en los que, más que nunca, el bibliotecario no puede esperar a que el usuario vaya a la institución sino que debe ofrecer sus servicios y generar otros nuevos. Experiencias en jurisdicciones con baja conectividad apelan a servicios como la lectura telefónica o incluso, como en una experiencia en Colombia, la lectura de poemas realizada por sus autores a partir de aplicaciones como Whatsapp (en San Luis, de hecho, se armó un club de lectura por esta aplicación), siempre atentos a las limitaciones de los derechos de autor. La búsqueda creativa de mantenernos presentes en la comunidad es aquí fundamental para que el bibliotecario se transforme en una pieza que pueda orientar a la población.

  • Diferenciar la información pertinente de la desinformación
Este desafío constante de la bibliotecología se convierte aquí en una demanda fundamental. Los contenidos verificados provenientes de fuentes fidedignas son un bien preciado para evitar el desconcierto que todos tenemos ante el COVID-19. El bibliotecario puede convertirse en una fuente de información valiosa para su comunidad y como un gestor eficiente ante la sobresaturación de datos. En esto, siempre es recomendable tener en cuenta la información oficial que puede buscarse en  https://www.argentina.gob.ar/salud/coronavirus-COVID-19

  • Usuarios con necesidades especiales
Existen instituciones que pueden prestar servicios a los usuarios que tienen necesidades especiales. Así como para la vuelta a la actividad debieran ser considerados con medidas concretas (como preferir las máscaras transparentes para los bibliotecarios por sobre las de materiales que imposibiliten la lectura de labios), también hay opciones para poder mantener el acceso en el contexto de la cuarentena. La biblioteca Braile y Parlante de la provincia de Buenos Aires ha puesto a disposición para las personas con discapacidad visual, su catálogo de audiolibros con más de 3.000 títulos de variados géneros. Pueden solicitarse por correo electrónico a braillelaplata@gmail.com. El material de la Biblioteca Argentina para Ciegos también está disponible en https://www.bac.org.ar/, así como vías de donación para estas instituciones.

  • Para después de la cuarentena
Al momento de regresar a nuestro espacio de trabajo, será importante reforzar los procedimientos de limpieza y desinfección. No solo por la amenaza concreta del COVID-19 sino porque la colección detenida puede ser atractiva para las plagas de insectos y roedores.
Sin dudas, esta pandemia dejará marcas en nuestras prácticas. Nos obligará a repensar nuestras tareas, el peso de lo virtual quizás se vuelva más fuerte que nunca y cuestiones cotidianas, como el procedimiento para la devolución de un libro físico, posiblemente tengan que volver a definirse en nuestros manuales de procedimientos. Registrar todo lo que estamos haciendo y los resultados que estamos obteniendo puede servirnos más allá de esta crisis.
Agradecemos a Cinthia Sánchez y Mario Saucedo por su colaboración y asesoramiento en la elaboración de esta nota.
Filed under: Archivos y Museos Escolares,BERA,Bibliotecas Pedagógicas,General,SNIE — BERA (Programa Nacional de Bibliotecas Escolares de la República Argentina) @ 11:27

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