domingo, 9 de junio de 2013

Francesco Tonucci: ´Recortar en educación es un suicidio social, cultural, moral y económico´. Entrevista de Eva Melero, Junio de 2013



Contracorriente
El investigador italiano, "experto en observar y escuchar a los niños", según se define, sostiene que lo que se dedica a educación "no son gastos, sino inversiones" 

Francesco Tonucci: ´Recortar en educación es un suicidio social, cultural, moral y económico´

"La escuela actual es una propuesta absurda porque sigue siendo para pocos, pero se ofrece a todos"

08.06.2013 | 06:50
Francesco Tonucci.
Francesco Tonucci. 
­­­­ "No estamos proponiendo una educación para todos"». Así de claro se expresa el ´niñólogo´ Francesco Tonucci ´Frato´ (Fano, Italia, 1941). "Me sentía incómodo tanto con el nombre de psicólogo, pedagogo, experto... Soy experto en observar y escuchar a los niños", confiesa. Lamenta que la escuela siga siendo "la que yo viví de niño, y estamos hablando de hace muchos años". Explica que procede de "una escuela que era para pocos" y que la mitad de los compañeros se perdían en la Educación Primaria. "De 30 que empezamos, sólo cuatro o cinco continuamos con la Secundaria, camino a la Universidad", recuerda.

„¿Cómo fue la escuela de su niñez?
„Unos pocos procedían de familias sensibles o cultas que ofrecían a sus hijos la primera escuela o las bases culturales. Estos niños ya sabían por qué aprender a leer y escribir, porque sus padres lo hacían y en sus casas tenían libros, escuchaban música, asistían al teatro, a conciertos, realizaban viajes. La historia era el debate cotidiano de lo que estaba ocurriendo en el país y la geografía eran sus viajes. Estas familias pedían a la escuela completar esta obra. Esta escuela era de complemento, perfeccionamiento, enriquecimiento, para niños que en el futuro iban a ocupar puestos de funcionarios públicos.
„¿Qué materias estudiaban?
„Estudiábamos geografía exótica, Groenlandia, Patagonia, e historia lejana, los fenicios. Tras mi experiencia escolar, a finales de los años 40, y especialmente en los años 60 y 70, nuestro país desarrolla mucho el tema de los derechos y la escuela se afirma como un lugar de derecho para todos. Tanto Italia como España consiguen que todos los niños acudan a la escuela, y prácticamente todos cumplen con la obligación escolar. Es un gran paso democrático, pero mientras ocurre todo esto, la escuela se estanca.
„¿La crisis internacional del momento también condicionará un paso atrás en la educación?
„Ya lo está haciendo. Uno de los sectores que sufre con la crisis es la educación. Hay estudios que demuestran que lo que se destina a educación, especialmente en los primeros años de vida, no son gastos sino inversiones, porque estas personas suelen alcanzar un gran éxito escolar y profesional en la vida adulta. Reducir los presupuestos en educación es un suicidio, no sólo a nivel social, cultural y moral, sino también a nivel económico. Con niños con una buena infancia, que hayan podido jugar libremente y con una escuela infantil de alto nivel, tendremos una rápida recuperación económica.
„¿Qué cree usted que falla en la escuela de hoy para que sea buena para mañana?
„La escuela de hoy se parece mucho a mi escuela, a la que han asistido mis hijos y mis nietos, es más o menos la misma que he recibido yo. Se ha quedado en una escuela para pocos, pero se ofrece a todos. Sigue presumiendo que las familias den a los niños las bases culturales, pero las familias no son capaces de hacerlo, especialmente las más débiles, cuyos hijos son los que más necesitan una enseñanza pública, buena y de calidad.
„¿Es posible tener una escuela para todos o es una utopía?
„Si es una utopía significa que nunca tendremos justicia social. Creo que la utopía es la actual, en el sentido de que es una propuesta absurda. Recibimos a todos los niños en la escuela, pero no ofrecemos algo que sea bueno para todos. Los buenos maestros, desde siempre, han ofrecido una escuela a todos los alumnos. Por lo tanto, es posible.
„¿Cuáles serían a su entender las características de una escuela para todos?
„Una escuela es para todos si es capaz de escuchar. Donde los maestros escuchen a los niños, no para aprender de ellos sino para conocerlos. Los niños deberían ser quienes llevaran a la escuela los contenidos de la educación. La escuela ofrece la manera, el método, las técnicas. La profesionalidad del maestro consiste en dar a los niños los útiles, las capacidades, cómo conocer.
„¿Cómo puede llevarse a cabo?
„Para practicar esta experiencia podemos disponer de todos los contenidos, mejor cuanto más próximos a los niños porque les resultan más interesantes. Cuando los contenidos están cristalizados dentro de un programa o un libro de texto pueden darse contradicciones como en mi caso, que conocía mucho de la URSS o de Yugoslavia y ahora han desaparecido. Una propuesta interesante sería enseñar a los niños cómo moverse en el mundo, organizar un viaje, conectar con la gente. ¡Esto sí que es buena geografía, y además sirve para la vida!
„¿Se puede garantizar este resultado para todos los niños?
„Nuestros países siguen pensando que la escuela se puede cambiar con leyes. En Italia en casi 50 años que estoy siguiendo la escuela italiana se han hecho decenas de leyes. Se ha cambiado toda la arquitectura escolar, lo único que se ha quedado casi igual es la escuela. Las leyes no son capaces de producir cambios. Es un esfuerzo sustancialmente inútil. La única manera verdadera y correcta para cambiar la escuela es formar buenos maestros. Un buen maestro no tiene más remedio que hacer una buena escuela, sean como sean las leyes educativas. .
„¿Cuál es la misión de la escuela en la sociedad del siglo XXI?
„Estoy convencido de que cada uno tiene un ámbito de excelencia, talento, inteligencia, aptitud. El papel de la educación familiar y escolar debería ser ayudar al niño a descubrir su ámbito de excelencia y desarrollarlo lo máximo posible. El enfoque de la educación debería ser trabajar sobre lo que más le guste, porque sobre esto será capaz de realizar los máximos esfuerzos. Los niños desarrollan más jugando que estudiando. Esto garantiza tres cosas: ser felices, la única manera de recuperar las lagunas al sentirse reconocido, y una de las pocas garantías para buscar trabajo.
*Francesco Tonucci: Pedagogo y responsable de ´La ciudad de los niños´

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