Red Latinoamericana de Portales Educativos
La Red se constituyó a fines de agosto de 2004 por acuerdo de los ministros de Educación de 16 países latinoamericanos reunidos a tal efecto en Santiago de Chile.
Conforman esta red los portales educativos -autónomos, nacionales, de servicio público y gratuitos- designados para tal efecto por el Ministerio de Educación del país respectivo. Durante los primeros años, el objetivo fundamental fue lograr que cada país desarrollara su propio portal de acuerdo a su proyecto educativo e intereses nacionales aprovechando la experiencia de los otros socios, y con total independencia para la selección de la plataforma tecnológica del mismo. En una segunda instancia, y una vez logrado dicho objetivo, se trabajó en el intercambio de los contenidos desarrollados por los portales miembros, la producción conjunta y la generación de repositorios comunes. Para ello, se acordó una taxonomía compartida, se produjo una serie de colecciones de recursos educativos, y se trabajó además en un escenario de explotación cooperativa de recursos, como alternativa superadora a la de repositorio común de contenidos.
Actualmente la red define su actividad en tres líneas
Portales: es aquí donde la cultura colaborativa construida a lo largo de los años se hace más evidente, ya que la red funciona como una verdadera comunidad de intercambio y colaboración tanto entre los responsables de las políticas educativas de los diferentes países como entre los equipos de conducción y los equipos técnicos de los portales.
Proyectos regionales: incluye programas de trabajo cooperativo entre escuelas de distintos países como Aulas Hermanas, producción y adaptación conjunta de recursos educativos y otros proyectos de cobertura regional.
Políticas públicas: actualmente centrada en la investigación sobre modelos pedagógicos de inclusión de TIC, formación inicial docente y competencias del siglo XXI entre otras. El objetivo aquí es proveer a los miembros de la red de insumos para la generación de políticas.
FUNDAMENTOS
La educación ha sido considerada por mucho tiempo el eslabón privilegiado que articula la integración cultural, la movilidad social y el desarrollo productivo. Sobre este carácter de “gran eslabón” de la educación existe hoy un consenso amplio, tanto en la literatura del desarrollo como en el debate político. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados durante las últimas décadas, los sistemas educativos de América Latina aún enfrentan problemas estructurales importantes que obstaculizan el logro de una educación de calidad con cobertura extendida en los países de la región. Casi el 50% de la población de entre 5 y 19 años de los países latinoamericanos, que la Cepal estima en más de 150 millones para el año 2005, estará fuera de los sistemas formales educativos y con una preparación que no les permitiría una integración con posibilidades de ascenso en el mundo laboral.
Con la aparición de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se ha iniciado una revolución educacional, cuyos alcances apenas alcanzamos a vislumbrar. Estas tecnologías no solo representan exigencias para los sistemas educativos: son también una oportunidad cierta para atenuar diferencias estructurales y mejorar cualitativamente la educación, sobre todo si se apuesta a soluciones de tipo colaborativo en que los esfuerzos de cada uno de los países contribuyan a la solución integral de la región y esta a su vez potencie los logros de cada país.
Para superar la brecha digital en la capacitación de los recursos humanos no basta con una alfabetización operacional; es necesario asegurar la adquisición de competencias informacionales y comunicacionales por parte de un segmento importante de la población, especialmente los niños y los jóvenes. Para adquirir esas competencias, además de asegurar la disponibilidad de la infraestructura necesaria en los centros educativos y capacitar adecuadamente a los docentes, se requieren acciones complementarias que permitan atender las necesidades de la población no escolarizada y acompañar a los docentes en la actualización y complementación de sus conocimientos y, por sobre todo, en la transformación de sus prácticas de enseñanza.
Estas transformaciones obligan a repensar los materiales didácticos tanto en su contenido como en su formato. Su estructura debe responder a nuevas estrategias didácticas construidas a partir de estilos de aprendizaje más cercanos a los niños y jóvenes de hoy. Los materiales, además de pertinencia y calidad, deben ofrecer posibilidades de actualización permanente y de adaptación a contextos de uso diferentes de aquellos para los que fueron inicialmente generados. Los contenidos digitales ofrecen naturalmente estas ventajas.
Adicionalmente, se debe garantizar una distribución que permita llegar a todos los actores del sistema educativo en el momento en que lo necesiten. Su distribución mediante la Web parece ser la mejor solución a ese requerimiento. Los portales educativos cumplen esa función. Tienen una enorme capacidad para integrar las tecnologías de la información y la comunicación al ámbito educativo, poniendo a disposición de maestros y estudiantes recursos digitales desarrollados con intencionalidad educativa que permiten un tratamiento de la información no viable en otros soportes. Además, los portales educativos son medios naturales para la capacitación docente, no solo como plataformas de e-learning, sino también al ofrecer materiales de autoaprendizaje, tutoriales, documentación y recursos complementarios a acciones de capacitación presenciales, así como entornos de comunidad que viabilizan el intercambio y discusión de experiencias didácticas, de gestión escolar, de actualización curricular, etc.
En Latinoamérica hay pocos portales educativos. Casi todos los países cuentan con sitios en la Web destinados a difundir las acciones de los organismos responsables de la educación, pero son muy pocos los que cuentan con portales educativos nacionales, que ofrezcan a su población contenidos educativos localizados y priorizados de acuerdo a sus líneas de política educativa. De ahí que los ministros de Educación de la región se autoconvocasen a fines de agosto de año para discutir esta problemática y dada su urgencia decidieran conformar la Red Latinoamericana de Portales Educativos (RELPE).
Desarrollar un portal educativo es un proceso complejo. La colaboración e intercambio de experiencias de los países más aventajados con los que están iniciando el camino permite acortar plazos y ahorrar recursos. Al contar con estándares y metodologías de proceso compartidas, se estimula el crecimiento sostenido de los portales de la región y se facilita la consolidación de la red de portales. La publicación de recursos educacionales debe contemplar procesos de evaluación que aseguren la calidad de los contenidos publicados. Para realizar estos procesos se necesita contar con estándares y metodologías apropiadas, que bien podrían ser regionales. El entorno colaborativo de la Red Latinoamericana de Portales Educativos (RELPE) favorece el consenso sobre estas normas regionales.
A los países en desarrollo se les hace difícil abordar la producción propia de contenidos, tanto por los costos que supone como por la disponibilidad de los profesionales y recursos tecnológicos necesarios. Si cada país puede dedicarse a la producción de una limitada cantidad de contenidos en la certeza de que contará, además, con los contenidos generados por otros países y puestos a disposición en la Red, la situación se hace claramente más favorable. La traducción y adaptación de materiales de alta complejidad, como actividades interactivas y simuladores desarrollados en otros idiomas y para otros contextos culturales, es difícil de afrontar si no se cuenta con el respaldo de economías de escala. La producción y gestión cooperativa regional de contenidos es la solución a estos problemas.
OBJETIVOS
La Red Latinoamericana de Portales Educativos (RELPE) ha sido concebida como un aporte sustancial a favor de la calidad y equidad de la educación y la disminución de la brecha digital que caracteriza a los países de la región y afecta su potencial de desarrollo.
Los contenidos que se ofrecen a través de este sistema son generados y/o localizados en función de las necesidades de los sistemas educativos de los países participantes, y si bien tienen como destinatarios principales a alumnos y docentes de las instituciones de nivel básico, pueden ser también utilizados en otros ámbitos educacionales y en iniciativas fuera del sistema educativo formal.
Para poder garantizar la libre circulación de contenidos, el modelo de la Red requiere que cada nodo indexe sus contenidos según el estándar adoptado por la Red, el que está en concordancia con las normas internacionales al respecto. Esto lleva a la existencia de un sistema de indexación compartido y a un acuerdo regional sobre los lenguajes a utilizar para la descripción de los recursos educativos digitales. Estos criterios y normas son en sí mismas un bien regional, ya que reflejan las similitudes y diferencias dentro de la región a la vez que pueden ser reutilizadas por otros proyectos que deseen compartir la publicación de materiales destinados al sistema educativo.
Además, cada nodo desarrolla y administra la interfaz de comunicación de su portal con el sistema de circulación de contenidos; esta acción supone una fluida relación entre los equipos técnicos responsables de la publicación de los portales educativos nacionales, siendo en sí misma un factor de actualización permanente de los criterios tecnológicos utilizados en las propuestas locales.
Como aporte a la red, cada nodo se compromete a la producción anual de la cantidad de contenidos universales estipulada en los acuerdos de funcionamiento anual, respetando los estándares de calidad acordados. Se genera así un umbral de calidad que seguramente será tenido en cuenta por otras ofertas de contenidos educativos por fuera de la red, contribuyendo al enriquecimiento de la oferta general al sector educativo. También se podrán sumar los contenidos ya publicados en los portales existentes y otros recursos originalmente desarrollados para soportes diferentes pero que el avance tecnológico permite hoy distribuir vía web, como por ejemplo videos y programas televisivos educativos.
La Red de Portales se propone entonces:
- ofrecer a los usuarios de cada país un mayor número de contenidos adaptados a su proyecto educativo.
- favorecer el intercambio de conocimientos y experiencias acerca del uso educativo de las TICs.
- disminuir los costos de desarrollo de los portales nacionales, facilitando el desarrollo tecnológico compartido.
- acceder en forma conjunta a fuentes de financiamiento multilateral que fortalezcan los proyectos nacionales.
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